Música: Carlos Gardel
Arreglos: Víctor Batista
Solo: José Afonso
Por una cabeza de un noble potrillo
que, justo en la raya, afloja al llegar
y que, al regresar, parece decir:
no olvides, hermano,
vos sabés, no hay que jugar.
Por una cabeza, metejón de un día,
de aquella coqueta y risueña mujer
que al jurar, sonriendo,
el amor te está mintiendo,
quema en una hoguera
todo mi querer.
Por una cabeza,
toda la locura.
Su boca que besa
borra la tristeza,
calma la amargura.
Por una cabeza,
si ella me olvida,
qué importa perderme
mil veces la vida,
¿para qué vivir?
Cuantos desengaños por una cabeza…
yo juré mil veces "no vuelvo a insistir".
Pero si un mirar me hiere al pasar,
su boca de fuego
otra vez quiero besar.
Basta de carreras, se acabó la timba,
un final reñido ya no vuelvo a ver.
Pero si algún pingo
llega a ser fija el domingo,
yo me juego entero.
¡Qué le voy a hacer..!
Considerado por la crítica como uno de los mejores compositores de todos los tiempos, Alfredo Le Pera (1900-1935) lo es, no solo por sus indiscutibles dotes de letrista musical o sus trabajos como guionista cinematográfico y autor teatral, sino por haber tenido el mérito de encontrar una asociación maravillosamente fértil con Carlos Gardel (1887-1935). Todo hace pensar que cuando componía, lo hacía para Gardel y éste interpretaba y musicaba el sentimiento del autor para, entre los dos, perfilar para siempre la esencia del tango: Mi Buenos Aires querido, El día que me quieras, Cuesta abajo, Volver…
Gardel, impenitente aficionado a las carreras de caballos y su entorno -incluso fue propietario de un alazán tostado, llamado Lunático, que durante cuatro años anduvo glorioso en los primeros lugares- no podía dejar de llevar algo como Por una cabeza en su repertorio. Así, no le quedó otra que construir la inmejorable melodía que puso a la letra de Le Pera, y que fue grabada en Marzo de 1935. Ambos fallecieron en accidente de aviación, en Medellín (Colombia), el 24 de Junio de ese mismo año.