Música: Mikis Theodorakis
Arreglos: Juan Agustín Cáceres y Carlos Más
Solo: Tinguaro
Nunca sabré por qué siento tu pulso en mis venas,
nunca sabré en qué viento llegó este querer
mi vida llama a tu vida y busca tus ojos,
besa en tu suelo, reza en tu cielo, late en tu sien.
Nunca sabré cómo tu alma ha encendido mi noche,
nunca sabré cómo vino esta luna de miel.
La luna brilla en tus ojos y con mi desvelo
besa en tu suelo, reza en tu cielo, late en tu sien.
La verdad, mi amor, nunca sabré
aunque mi alma te persiga
noche y día,
vida mía,
tú me das la armonía
en esta bonita luna de miel.
Yo sé que el tiempo es la brisa que dice a tu alma:
ven hacia mí, así el día vendrá,
que amanece por ti la luna de miel.
Ay, qué bien suena,
mira esta rumba que está tan buena
con el corazón y el sentimiento
que los canarios llevamos por dentro.
Y así bailaremos juntos
en esta luna de miel.
Besa en tu suelo, reza en tu cielo, late en tu sien.
Ya siempre unidos, ya siempre,
mi corazón con tu amor.
Yo sé que el tiempo es la brisa que dice a tu alma:
ven hacia mí, así el día vendrá,
que amanece por ti la luna de miel.
La canción Luna de miel, cuya música fue creada por el griego Mikis Theodorakis, aparece originalmente en la película hispano-británica Honeymoon (1959), dirigida por Michael Powell, con música del propio Theodorakis y Manuel de Falla, y con Anthony Steel, Ludmilla Tcherina y el bailarín español Antonio como protagonistas. La letra de la canción que aparece en la película estuvo a cargo de William Sansom y fue interpretada por el cantante italiano Marino Marini.
Ese mismo año, por encargo de la discográfica La Voz de su Amo, se lanza en Francia al mercado español, con letra del entonces joven actor y poeta Rafael de Penagos y la interpretación de Gloria Lasso, hasta entonces solamente conocida por su éxito anterior Extraño en el Paraíso, con arreglos de Frank Pourcel. El mismo Pourcel engendra, a finales de 1959, la versión más popularmente conocida de esta canción.
Se da la circunstancia de que, al ver el éxito internacional alcanzado por su música, prácticamente desconocida en su país, Mikis Theodorakis le solicitó al insigne poeta Nikos Gatsos que le pusiera letra en griego. O, más bien, poesía a su melodía. De ahí surgió An thimithis t´oniro mou (Si te acuerdas de mi sueño) que entrega a la gran cantante griega Iovanna, en ese entonces la mejor voz femenina del país helénico, convirtiéndose inmediatamente en un éxito.